CEP Gran Canaria Noroeste.
Por Freya Ortega Frugoni
Para entender por qué somos como somos y actuamos como lo hacemos y por qué los
adolescentes y sus profesores están como están, puede sernos de ayuda el
adoptar una perspectiva sistémica desde la cual la comprensión del adolescente
no se concibe sin la consideración de los sistemas a los que pertenece y en los
que su vida se desarrolla: el sistema familiar, el escolar y el social,
perspectiva desde la que nuestra relación con el mundo se considera como un
proceso activo y personal, que se mueve en espiral y que está vinculado por
relaciones de interdependencia con el contexto en que se desarrolla.
En este
sentido la Pedagogía Sistémica es la educación que nos capacita para
contemplar, ubicarnos y relacionarnos adecuadamente con los sistemas que nos
rodean y con aquellos a los que pertenecemos. A través de diferentes técnicas,
entre ellas los “movimientos sistémicos” que nos muestra el funcionamiento y la
composición de estos, y a descubrir si existe el orden necesario entre ellos,
si estamos correctamente vinculados y ubicados, si cada cual ocupa el lugar que
le corresponde, restableciendo el equilibrio en los mismos.
Si consideramos que la vida es un proceso de
Enseñanza Aprendizaje en sí, la Pedagogía Sistémica contribuye a educarnos para
la vida y sobre la vida, ampliando nuestra mirada y nuestra conciencia,
mostrándonos los componentes de los procesos y de los problemas e indicándonos
las direcciones de la solución a través de intervenciones estratégicas breves y
sencillas cuya finalidad última no es tanto terapéutica como educativa.
En esta línea existe una inquietud de trabajo
enfocada hacia la solución y quizás más práctica que la de soñar con que la sociedad fuera
diferente. Cuando hay fracaso escolar, entendido como la no consecución de los
objetivos de Enseñanza-Aprendizaje establecidos para la etapa específica; o
cuando contemplamos la violencia en el aula, generalmente cabe pensar en que
hay desorden intra o intersistemas y por ello la mirada de uno o varios de los
implicados en el sistema educativo: familia, escuela y alumnos no está
correctamente dirigida, ni en consecuencia lo están la ubicación y las
lealtades, derivando en que no se disponga de la fuerza necesaria para el acto
educativo como cuando cada cual ocupa su lugar.
En cualquier caso, el objetivo final de la
Pedagogía Sistémica es contribuir a restablecer el equilibrio intra e
interpersonal para beneficio de las generaciones pasadas, actuales y futuras. Y
la cuestión a plantearnos es: ¿Estamos en el lugar que debemos ocupar en cada
uno de los sistemas a los que pertenecemos?
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